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Los precios de los productos agrícolas en el mercado de las materias primas (commodities) reflejan una leve recuperación y, aunque la tendencia es modesta, despierta expectativa en el agro cruceño. Los indicadores divulgados por el Banco Mundial muestran una variación favorable.

El informe Precios internacionales de productos agrícolas del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), que cita como fuente al Banco Mundial, da cuenta de que los costos de las materias primas continuaron con ganancias generales en agosto. 

La cotización de la soya registró un incremento del 7% con respecto a mayo de 2020, atribuida a la mayor demanda de China, país que fue el mayor comprador de soya de EEUU a finales de agosto.

En el caso del precio del azúcar, el informe desgrana que creció en los últimos meses debido a las previsiones de una reducción de la producción mundial por el clima desfavorable en Tailandia y Europa. En abril y mayo fue afectado por la crisis del Covid-19 y la caída de los precios del crudo.

La cotización del trigo no registró recuperación en agosto, luego de que, en abril, países productores pusieron restricciones a las exportaciones de trigo debido a la pandemia, que principalmente se centraron en asumir medidas proteccionistas de este cereal.

Y, el precio del maíz alcanzó una caída del 6% en agosto, respecto a julio, causado por las expectativas de enormes cosechas, la pandemia del Covid-19 y la guerra petrolera comenzada por Arabia Saudí. Gran parte del ‘grano duro amarillo’ cosechado en EEUU se destina a la producción de etanol.

Para el gerente general de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Jaime Hernández, la recuperación de precios de productos agrícolas es un incentivo para que los agricultores sigan produciendo alimentos y mejoren su deprimida economía impactada en los últimos meses por el coronavirus.

Según Hernández, el sector estima unos 2 millones de toneladas de excedentes para la exportación, principalmente en productos con valor agregado como son la torta y el aceite de soya.

Hernández explicó que el sector hace los esfuerzos para garantizar la seguridad alimentaria del país y generar excedentes exportables para contribuir a la recuperación de la economía del país. Para ello, dijo que necesitan acceso al uso de la biotecnología con semillas genéticamente mejoradas, principalmente en los cultivos de soya y maíz, para incrementar la productividad y competitividad.

Desde la percepción de la ministra de Desarrollo Rural y Tierras, Eliane Capobianco, el repunte de precio de las materias primas en el contexto internacional es muy positivo, dado que supone un alivio económico al sector productivo que, a pesar del riesgo sanitario por el coronavirus, nunca dejó de producir.

Hizo notar que desde la cartera que preside se viene trabajando en el Plan de Rehabilitación del Sector Agropecuario activando proyectos de ayuda a los productores y entregando obras, insumos, maquinarias. Asimismo, ejecutando los 150 pozos de agua programados en el Plan Sequía.

“Esta semana se entregarán 98.000 títulos ejecutoriales a productores de todo el país, ese documento que reconoce el derecho de propiedad y que otorga seguridad jurídica”, dijo Capobianco.

Para María Esther Peña, gerente técnica del IBCE, los precios globales de productos agrícolas se vieron afectados negativamente por la pandemia del coronavirus y otros factores, como las condiciones climatológicas, el conflicto petrolero con Arabia Saudí y previsiones de gigantescas cosechas.

Peña relievó la recuperación del precio de la soya que creció un 7%, entre mayo y agosto de la presente gestión. Lo atribuye a la mayor demanda de China y a su reactivación económica.

Dentro de las exportaciones no tradicionales, según el IBCE, las ventas de oleaginosas -soya y derivados- alcanzaron un valor de $us 443,3 millones hasta julio.

Variaciones externas

El índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y la Agricultura (FAO), difundido este mes, anota que los valores registrados en agosto son los más elevados desde febrero de este año y representó un aumento por tercer mes consecutivo. 

Los aumentos de precios fueron más pronunciados en los casos del azúcar y los aceites vegetales, registrándose también un alza de los costos de los cereales, aunque más modesta.

Entre los cereales, los precios del sorgo, el maíz y el arroz fueron los que más subieron. Del sorgo aumentaron notablemente por segundo mes consecutivo -un 8,7% con respecto de julio y un 33,4% con relación al nivel de agosto de 2019-, influenciado por la fuerte demanda de importaciones por parte de China. 

Las preocupaciones acerca de las perspectivas sobre la producción en los EEUU tras los recientes daños a los cultivos en Iowa originaron un nuevo aumento en los precios del maíz del 2,2% en agosto.

En los mercados de trigo subieron los precios de exportación, aunque solo ligeramente, debido a que las perspectivas de reducción de la producción en Europa y el aumento del interés de los compradores empujaron los precios al alza hacia finales de mes.

En el cuanto a la soya, André Braz, economista de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) de Brasil, citado por AFP, la escalada se explica sobre todo por el creciente apetito de los compradores extranjeros, y en particular de China, en un contexto de fuerte depreciación del real brasileño frente al dólar (-36% en un año) y de la guerra comercial entre Pekín y Washington, que lleva al gigante asiático a comprar más en Brasil.

En este país se espera que la cosecha de soya y maíz, de los que Brasil es el primer y tercer productor mundial respectivamente, alcance niveles históricos este año.

Las exportaciones de soya brasileña a China aumentaron un 29,5% entre enero y agosto en comparación con el mismo período del año pasado, según datos del Ministerio de Economía.

Se incrementa la demanda

Desde el enfoque del gerente general de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Edilberto Osinaga, el escenario internacional para los productos agropecuarios tiende a mejorar en la medida que las economías sortean el momento más crítico del Covid-19. “La reapertura de actividades económicas que gradualmente van regularizando actividades hace que se dinamice la demanda”, dijo.

Aludió que en el último mes se ha registrado un importante incremento de la demanda de varios alimentos por parte de países que son grandes consumidores y además hay pronósticos de disminución de la oferta en países productores. “Esto genera una expectativa importante para la producción nacional”, subrayó.

Osinaga enfatizó que, si bien el panorama internacional es atractivo para el agro, la situación sectorial es crítica por la limitación de financiamiento para la reactivación después de las cicatrices dejadas por el Covid-19. “La economía de los productores se sigue debilitando y hay incertidumbre sobre la campaña agrícola de verano que se viene. Esperemos que lo antes posible tengamos la reactivación para incrementar la producción y que nuestro país se beneficie con mayor cantidad de divisas”, puntualizó.

Para el economista agrícola, Eduardo Wills, la mejora en los índices de precio de las materias primas son buenas noticias porque son el reflejo de mayor demanda mundial que ha regularizado sus compras. Aclaró que la mejoría es mínima, pero da una señal positiva.

Instó al sector productivo a desarrollar mecanismos de inteligencia de mercado para recibir información oportuna de proyecciones de precios. Finalmente, cree que las políticas públicas deben generar certidumbre para promover inversiones en el agro.